Parece haber una identificación indisoluble entre la ciudad de La Plata y Los Redondos (o alguno de sus componentes, en este caso el Indio Solari). Es así que su presencia genera un movimiento que involucra a varias generaciones en la expectativa de poder revivir el ritual ricotero aunque sea en forma parcial. Expectativa también avalada por un par de buenos álbumes en solitario, es cierto, pero de alguna forma la gran mayoría de aquellos que vayan este sábado al show, buscarán reencontrarse con la mística de antaño, esa que los convirtió en leyenda.
Seguramente sonarán algunos clásicos para delirio de los presentes, quizá aggiornados a los nuevos derroteros musicales del Sr. Solari, y con la ausencia de la inconfundible filosidad guitarrera de Skay, pero creo que a esta altura a la gente no parece importarle demasiado “quien toque”, sino “lo que se toque”. Vaya como prueba el furibundo éxito de los tributos ricoteros como Etiqueta Negra.
Pero a no confundirse amigos. Este sábado el 50% del núcleo creativo de Los Redondos aparecerá bajo las estrellas platenses y eso es garantía de fiesta. No en el sentido en que muchos lo han entendido en la última década y un poco más. No en el sentido de la bengala y el aguante. No de esa que habla de que somos iguales, los de arriba y los de debajo de las tablas. De la fiesta que hablo es la del oído. Poder disfrutar de esa voz que remite a otras voces, al fervor de otras ideas, al espíritu mismo de lo que siempre ha sido el rock, ese que arde desde hace tiempo y para siempre. Eso es lo que tendría que entenderse de una buena vez. Que la fiesta se derrame desde abajo de las luces hacia la gente y que ésta asuma su rol de partícipe necesario, no esencial. Quizá esto haya sido uno de los elementos angulares en la decisión del fin de Los Redondos. Que los que están abajo terminaran de asumir su rol. La banda, y en especial el Indio, nunca hicieron de su arte un acto de demagogia. Lamentablemente eso nunca fue entendido del todo por sus fieles seguidores.
Así que cuando este sábado, Indio y sus acompañantes hagan arder la ciudad, recuerden todos aquellos presentes, que tienen una oportunidad única de "disfrutar" de una verdadera fiesta. Solo les resta cumplir su parte. La otra está garantizada.
publicada en el diario Diagonales
sábado 20 de diciembre de 2008
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